Lavanda, lavandín, romero, tomillo, salvia, orégano y campos de espliego únicos, despliegan especies que no existen en ningún otro lugar del mundo.
Entre cuevas, abrigos y restos del arte rupestre, declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, se dibuja con sus tonos malvas el mayor espectáculo natural, ecológico y sostenible de Moratalla.
Desde el amanecer, aprovechando cada rayo del férvido sol de julio, las manos acostumbradas de los agricultores moratalleros cultivan y siegan plantas aromáticas, continuando el legado de los que mucho tiempo antes lo convirtieron en arte. Luego llega el turno de la destilación pasando por el alambique para extraer su esencia y, a menudo, el día se convierte en noche.
Durante semanas, recién estrenado el verano, se puede disfrutar cada año, en El Sabinar, Zaén y Benizar, de la floración de la lavanda.
Abriéndose ante nuestros ojos morata()a territorio lavanda
